¡Qué historia! de las fuerzas militares al oro en los Juegos Nacionales

Conozca a Santiago Denis, un antioqueño que perteneció a las Fuerzas Militares, que se ganó la vida como vigilante y que en un giro de su vida, logró competir en los Juegos Nacionales Cartagena 2019, representando a Bolívar y ganando la medalla de oro en el voley playa junto a Sneider Rivas.

Santiago siempre sintió pasión por los deportes, pues su primer intento estuvo ligado al fútbol, pero el cazatalentos argentino con el que se preparaba no lo tenía en sus planes.

Se alistó sin pasión

El antes y después en la vida de este colombiano, se origina a partir del 16 de julio de 2014, un día infortunado en el que la guerrilla emboscó a su pelotón en las bocas del río Murrí, muy cerca de la desembocadura en el río Atrato. Por cuestión de centímetros, la lancha en la que se desplazaba junto a sus compañeros no fue alcanzada por unas granadas de fabricación artesanal.

Denis describió como fueron esos instantes en lo que se quedó estático y luego reaccionó disparando hacia los matorrales con su arma, un fusil M4 556. “La AK 47 que usaban las Farc tenía un sonido diferente y se veía una luz con la ráfaga. Así supe para dónde apuntar”.

Prosiguió Denis diciendo: “Pura candela, papi. Después del susto sientes calor y las hormonas se enloquecen”. Para Santiago, dicha historia le recuerda a la de su padre, un aserrador que tuvo que huir de Tiguamiandó (Chocó), cuando la guerrilla decidió que esas tierras valían más que vidas humanas. Por esa razón, su familia se radicó en Coquitos, a media hora de Turbo.

El deporte en las venas

Apoyado en sus 1.90 metros de estatura y su postura erguida, Denis quería ser portero. “Se llevó a dos defensores y dijo que volvía por los arqueros en marzo. Yo era bueno. No le creí y al mes siguiente ya me estaba enlistando. Escuché un comercial en la radio y me presenté en el Batallón 16 de Turbo”, manifestó.

Pero como suele suceder en estos casos, Denis no se rindió y siguió luchando por el bienestar de su familia. En Medellín le comentaron que por su estampa física podría dedicarse al voleibol y fue así como probó suerte en la Liga de Antioquia.

Transcurrió el tiempo y mientras lo intentaba una y otra vez en el deporte de la malla alta, debió hacer un curso de vigilante y trabajar cuidando bodegas en Sabaneta, hasta que fue convocado para un proyecto de voleibol en Cartagena y gracias al cual conoció a Sneider Rivas, un ex boxeador urabeño que no siguió sobre los ensogados a petición de su madre.

Hoy, disfruta las mieles del triunfo  junto a Rivas y hasta explica como fue el proceso para llegar tan alto como dupla. “Si nos miras, hace cuatro años como pareja, éramos un desastre. No coordinábamos, no sabíamos ponerle la pelota al otro y desaprovechábamos nuestras fortalezas físicas. Pero ya hoy nos respetan”.

Fuente: El Espectador

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